martes, 20 de febrero de 2018

EL DÍA QUE EL PRESIDENTE VÁZQUEZ BAJÓ AL LLANO



                                             Ilustración de Tabaré Vázquez por Arotxa

Muchos de nosotros estamos cansados de presenciar hechos cotidianos como las habituales esquinas de Montevideo llenas de basura, la carestía de los alquileres y el precio de los alimentos, los ajustes de cuentas entre bandas de narcotraficantes, los robos, los homicidios y otras tantas cosas que en el Uruguay de las vacas gordas no existían y hoy existen.

Aquél Uruguay de puertas abiertas al vecino, jardines sin rejas, gente trabajando y niños en la escuela, gentiles caballeros que le dejaban el asiento del ómnibus a las damas. Una nación sin racismo, sin feminismo, sin machismo, sin patoterismo y otros “ismos”. Con educación y sin violencia física o verbal, ese Uruguay se perdió para siempre al profundizarse los esquemas de la explotación capitalista "del hombre por el hombre" y de "los animales por el hombre", que caracterizan al capitalismo uruguayo en su fase superior del corporativismo.

Una vez superada la fase “mercantilista” del siglo XIX y XX, en la fase superior entran en contradicciones los intereses del sector financiero, los intereses del gran capital foráneo junto a las corporaciones que ingresan al país bajo la nefasta “Ley de Inversiones”, entra en contradicciones con el sector productivo agropecuario que no dispone de grandes capitales y si de una sufrida mano de obra, que no tiene amoríos con el sistema bancario y financiero, sino más bien que pasa a ser su esclavo, y que no forma parte del festín jurídico y de exoneraciones fiscales que el gobierno "progresista" les otorgó a las empresas multinacionales, gracias a la Ley de Inversiones que atiende a la Inversión Extranjera Directa; y que es motivo de los desvelos de Mister Astori Chigago Boys.

En esas circunstancias, el Presidente Vázquez tuvo la osadía de bajar al llano y se encontró con la horma de un zapato. En esas circunstancias perdió totalmente la compostura y se olvidó de la posición ejecutiva que ocupa. Señor presidente: existe un problema grave que exige sensibilidad social, no es posible que se pueda dialogar o gobernar “al grito” entre los insultos e improperios de las personas afectadas ¡Profundamente lamentable de ambas partes! Qué ejemplo le estamos dando a los jóvenes que hoy tienen 18 años y el año que viene tendrán que elegir que rumbos tomará el país.
Esperamos que estos hechos vergonzosos desde todo punto de vista no se vuelvan a repetir.

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