UN NUEVO PENSAMIENTO PARA VIEJOS PROBLEMAS
Escribe Claudio Diz
Los partidos verdes y ecologistas se guían por una nueva doctrina bastante desconocida en Uruguay y que recién en los últimos años comenzó a ser motivo de estudio en la Universidad de la República: la Ecología Política.
La Ecología Política es un pensamiento político de transformación de la sociedad tomando en consideración aspecto nuevos que la vieja izquierda marxista no previó en su momento por tratarse de un momento histórico diferente.
La Ecología Política significa un pensamiento global y nada tiene que ver con los pensamientos derivados de las actuales condiciones capitalistas de producción e incluso del socialismo real.
La Ecología Política critica tanto a la doctrina neoliberal de derecha como a las viejas izquierdas populistas por ser ambas “desarrollistas” y “productivistas”. Ambas ignoran las relaciones que hay entre un modelo de desarrollo, los desequilibrios medioambientales y la injusticia social.
No es posible pensar un modelo de desarrollo a corto plazo donde podrían verse seriamente comprometidas las generaciones futuras, ya que los recursos naturales no son infinitos. El propio sistema de producción desarrollista lleva a un rápido agotamiento de estos recursos.
¿De qué sirve el aumento del PBI, de las exportaciones, de una burbuja de bonanza económica, si el producto y el resultado de tal desarrollo va a parar a los cofres de unos pocos?
Las teorías clásicas de izquierda no toman en cuenta los niveles de desarrollo técnico y científico de las sociedades contemporáneas y sus consecuencias en todas las esferas de la vida. El trabajador que en el siglo XX vendía su fuerza de trabajo a cambio de un menguado salario, hoy en día se ve suplantado en algunos casos por la robótica y la informática en los procesos de producción, pasando a formar parte de una nueva clase social impensada para el marxismo clásico.
Ya no podemos hablar de proletariado sino de trabajadores zafrales y temporales prescindibles al sistema capitalista. Un enorme ejército de personas desempleadas y habidas por comprar los últimos celulares, cámaras digitas y demás juguetes tecnológicos.
Una enorme y joven masa de trabajadores prescindibles que el modelo desarrollista llevado adelante por los gobiernos de derecha y de las izquierdas populistas latinoamericanos, lejos de resolver esta contradicción, la agudiza aún más.
El neoliberalismo económico beneficia aún más la concentración de la riqueza en manos de unos pocos y tiende a agudizar el actual desequilibrio ambiental. La depredación y la sobre explotación de los recursos naturales, la propia dinámica del derroche, han llevado a una gran fragilidad de los ecosistemas comprometiendo todas las formas de vida y el propio bienestar futuro del ser humano.
PENSAR EN LO GLOBAL, ACTUAR EN LO LOCAL
Esta es la máxima del movimiento verde y por él nos guiamos.
“La Ecología Política busca a la vez sostenibilidad y justicia y, por lo tanto ataca a las propias bases de los sistemas socio-económicos productivistas actuales.
Propone un cambio radical de rumbo lo que le confiere, a largo plazo, una dimensión profundamente transformadora y revolucionaria. Al mismo tiempo, no rechaza el reformismo del día a día ni la “política de los pequeños pasos”. Este camino, que hace una síntesis entre objetivos radicales a largo plazo y acciones reformistas a corto plazo, es conocido como “reformismo radical”. Para llevar a cabo este planteamiento, y por esencia, la Ecología Política escoge el camino del pacifismo y de la democracia que se define ante todo como participativa.” (Florent Marcellesi)
La “política de los pequeños casos”, que Florent Marcellesi hace referencia trata de acciones puntuales en el espacio y el tiempo. Ataca las consecuencias que el sistema ha provocado en la flora y la fauna de determinada región o localidad; y en menor medida, las consecuencias en el medioambiente de las ciudades.
Los movimientos y organizaciones conservacionistas se ocupan claramente de este fenómeno; como limpiar las aves y los pingüinos sucios de petróleo, el cuidado de determinada especie en extinción, la pesca desmedida, la recuperación y salvataje de especies de tortugas; pero no ahondan en las causas mismas del problema que tiene una raíz política y económica.
Los Verdes apoyamos las políticas de los pequeños casos pero vamos más allá: buscamos cambiar de un modo radical y revolucionario, el modo de producción, las relaciones de producción, las formas de distribución de las mercaderías, el modo de consumir: que abarca también cuestiones culturales y educativas, y por último la distribución de la riqueza generada; sin llegar a los donativos, caridad o beneficencia que el progresismo populista propone. Estas políticas en la práctica terminan por perpetuar la pobreza y “regularizar” la situación de una enorme masa de excluidos. Los sectores sociales más frágiles y sensibles a los cambios tecnológicos mencionados anteriormente, y que según nuestro concepto tienen aún la oportunidad tardía de ser reincorporados a la producción, sin llegar a la actual situación de poblaciones marginales “regularizadas” por los gobiernos departamentales.
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