martes, 3 de enero de 2012

ANCAP MIENTE EN SU PROPAGANDA (primera parte)


FOTO DE LOS DEFENSORES DEL MEDIO AMBIENTE (web de ANCAP)

LA PROPAGANDA DE ANCAP DE BIOCOMBUSTIBLES


BIOCOMBUSTIBLES: GRAVE AMENAZA DISFRAZADA DE VERDE

El uso de los biocombustibles no sólo no soluciona el problema del cambio climático, sino que a la vez agravará otros igualmente serios. Centenas de millones de hectáreas de tierras fértiles se concentrarán bajo el poder de grandes transnacionales y pasarán, de producir alimentos, a producir combustibles en un mundo donde el hambre y la desnutrición son ya problemas gravísimos.

La sustitución de los combustibles fósiles por biocombustibles (elaborados a partir de biomasa vegetal) puede parecer un paso en la dirección correcta para evitar el agravamiento del cambio climático. Sin embargo, los planes previstos para su producción y uso no sólo no solucionan ese grave problema sino que agravan muchos otros.
Los biocombustibles que se plantea adoptar son el biodiesel (obtenido de plantas oleaginosas) y el etanol (que se obtiene de la fermentación de la celulosa contenida en los vegetales). Entre los muchos cultivos posibles para ese fin, se destacan la soja, el maíz, la colza, el maní, el girasol, la palma aceitera, la caña de azúcar, el álamo, el eucalipto.
Dado que los grandes consumidores del Norte no se plantean seriamente reducir su consumo desmedido de combustibles y que en la mayoría de los casos no disponen de tierras agrícolas suficientes para autoabastecerse de materia prima para producir sus propios biocombustibles, sus gobiernos y empresas planean promover cultivos para biodiesel y etanol fundamentalmente en los países del Sur.
Es importante resaltar que en las áreas boscosas del Sur, tal política no implicará ningún cambio en materia de explotación petrolera o gasífera, que no solo continuará sino que se seguirá ampliando, puesto que los combustibles fósiles seguirán siendo el principal componente de la matriz energética de los países del Norte. Sin embargo, el negocio de los biocombustibles agregará nuevos impactos a los ya existentes en los bosques.
Como prueba de lo anterior alcanza con mencionar la soja y la palma aceitera, que aparecen como las principales candidatas para la producción de biodiesel a gran escala. La primera se ha constituido en la principal causa de deforestación en la Amazonía brasileña y en Paraguay, aun antes de que se la haya comenzado a producir con fines energéticos. La segunda es también la principal causa de deforestación en Indonesia y está impactando en bosques de muchos otros países de África, Asia y América Latina.
Por otro lado, ya se está comenzando a desarrollar tecnologías para convertir la madera en etanol (con el uso de organismos genéticamente modificados), por lo que la industria de los biocombustibles impulsará una expansión aún mayor de los monocultivos de árboles de rápido crecimiento, tanto en áreas boscosas – aumentando así la deforestación – como sobre suelos de pradera.
Tanto la deforestación como el cambio en el uso de suelos de pradera implican la liberación del carbono allí almacenado. A ello se agregan las emisiones resultantes del cultivo, procesamiento y transporte de los propios biocombustibles, realizados en gran medida en base a petróleo y otros elementos que emiten gases de efecto invernadero: la producción de la maquinaria utilizada, el combustible empleado para su funcionamiento, la producción y uso de fertilizantes químicos y de agrotóxicos, los camiones y barcos para el transporte a destino, etc. Es decir, que el balance neto de carbono en las áreas destinadas a la producción de biocombustibles puede ser hasta negativo, aumentando así la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que es precisamente lo que se pretendía evitar con este cambio.

En definitiva, el uso de los biocombustibles no sólo no soluciona el problema del cambio climático, sino que a la vez significa el agravamiento de otros problemas igualmente serios.


En efecto, decenas o centenas de millones de hectáreas de tierras fértiles se concentrarán bajo el poder de grandes transnacionales y pasarán, de producir alimentos, a producir combustibles –en un mundo donde el hambre y la desnutrición son ya problemas gravísimos. En el mismo proceso expulsarán a millones de productores rurales y pequeños campesinos, que en su mayoría deberán emigrar a los cinturones de miseria de las grandes ciudades. Los bosques dejarán de asegurar el sustento de millones de personas que de ellos dependen para ser sustituidos por soja, palma aceitera u otros cultivos energéticos. El agua se contaminará (por el uso de agroquímicos) o desaparecerá (por la plantación de árboles de rápido crecimiento), la fauna local se verá gravemente afectada por enormes desiertos verdes que no les proporcionarán alimentos, la flora nativa será eliminada y sustituida por extensos monocultivos y muchas especies locales serán contaminadas por los organismos genéticamente modificados utilizados en dichos monocultivos, en tanto que los suelos se degradarán por el monocultivo y el uso de agroquímicos.
Resulta por tanto evidente que ésta no es una buena solución ni para la gente ni para el ambiente. Sin embargo, es una excelente oportunidad de negocios para grandes empresas que operan a nivel nacional y en particular para las grandes transnacionales. Entre ellas se cuentan las vinculadas a la producción y comercialización de productos agrícolas de exportación, las industrias biotecnológica y química (que aumentarán sus ventas de material transgénico e insumos agrícolas), la industria automotriz (que podrá seguir creciendo bajo un manto “verde”), las nuevas empresas surgidas en la ola de los biocombustibles y las propias empresas petroleras, que ya se están incorporando a este nuevo y lucrativo negocio.
Es por ello que tantos gobiernos, organismos de asistencia, agencias bilaterales, organismos multilaterales y expertos internacionales están involucrados en la promoción de esta absurda solución: para servir los intereses de esos poderosos grupos económicos, que son quienes dictan las políticas globales en su propio beneficio.
Cabe aclarar finalmente, que los biocombustibles en sí no son el problema. Es más, dentro de un enfoque social y ambientalmente adecuado pueden servir para satisfacer parte de las necesidades energéticas de nuestros países y en particular de las comunidades locales. El problema central es el modelo en el que se los pretende implementar, caracterizado por la gran escala, el monocultivo, el uso masivo de insumos externos, la utilización de transgénicos, la mecanización y su exportación para alimentar el consumo desmedido de energía que se realiza en el Norte.
Se hace por tanto imperioso enfrentar esta nueva amenaza que se cierne sobre los pueblos y ecosistemas del Sur e incorporar el tema de los biocombustibles a la lucha por la defensa de los bosques y la biodiversidad, contra el avance de los monocultivos y los transgénicos, por la soberanía alimentaria y por el derecho de los pueblos a decidir sus propios destinos.

Biocombustibles en gran escala: buenos para el poder, malos para la gente y el clima

Las modalidades de consumo y producción de biocombustibles ya están teniendo impactos negativos sobre la seguridad alimentaria, el sustento rural, los bosques y otros ecosistemas. Todo indica que tales impactos se acumularán rápidamente. La producción de biocombustibles en gran escala y dirigida a la exportación requiere extensos monocultivos de árboles, de caña de azúcar, de maíz, de palma aceitera y de soja, entre otros. Estos monocultivos ya son la primera causa de despoblamiento rural y deforestación en todo el mundo.
Además, se ha rebatido la alegada “neutralidad de carbono” del biodiesel pues no tiene en cuenta, por ejemplo, cómo se establecen las plantaciones de palma aceitera. Cálculos realistas demuestran que la producción de biocombustibles a partir de cultivos energéticos gasta más energía (en forma de combustibles fósiles) que la que proporciona y que los biocombustibles no reducen sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero cuando se tienen en cuenta todos los factores. Por otro lado, para establecer las plantaciones de palma aceitera se están eliminando bosques tropicales y bosques de pantanos y turberas, que constituyen importantes sumideros de carbono.
En Estados Unidos los biocombustibles son bien recibidos en tanto forma de ayudar al país a ir cortando su dependencia del petróleo extranjero. Estos biocombustibles combinan el patriotismo con el interés económico propio: a los agricultores les encantan porque el biodiesel y el etanol se producen a partir de bienes de consumo agrícolas y así colaboran con el aumento de los precios en origen; y a los senadores republicanos les encantan porque los subsidios impositivos federales mantienen contentos a sus votantes agricultores.
En el otro extremo, en los países del Sur, la producción de cultivos para biocombustible ya está ocasionando importantes impactos ambientales y sociales, que se agravarán en caso de que la ofensiva del Norte en pro de nuevas fuentes de energía gane terreno. Una alianza de ONG de derechos humanos y de medio ambiente está en campaña contra el uso por parte de los países europeos de combustibles producidos a partir de palma aceitera a expensas de los ecosistemas forestales. En una declaración formulada en abril de este año contra el “diesel de la deforestación”, más de treinta grupos alemanes, austríacos y suizos advierten que un auge del biodiesel derivado del aceite de palma no haría más que repetir el patrón de destrucción de los bosques que el rápido crecimiento de la industria de la pulpa y el papel en Indonesia trajo consigo.
Para estos grupos, lo que se necesita es un cambio fundamental en nuestra aproximación al consumo de energía en lugar de simplemente sustituir el petróleo por biocombustibles. Esto implica la promoción del transporte público en lugar de autos particulares y tránsito aéreo, más medidas de conservación de energía y más fuentes de energía renovables como la luz solar y el viento. Los grupos exhortan a la aplicación de criterios estrictos con relación a las materias primas del biocombustible, por ejemplo: no a la conversión de bosques primarios a plantaciones; no a las violaciones de los derechos humanos y a las operaciones policiales o militares; no a la quema de bosques para establecer plantaciones; no a la certificación de plantaciones de palma aceitera, puesto que un monocultivo de palma aceitera no puede hacerse en forma ecológicamente sustentable y en general provoca más problemas que beneficios duraderos para la gente local; sí a la promoción de la agricultura orgánica sin uso de fertilizantes artificiales ni toxinas agrícolas; sí a la promoción de los pequeños establecimientos rurales en los países productores. La declaración llama también a que se respeten los derechos territoriales y consuetudinarios y al pleno cumplimiento de los acuerdos internacionales ratificados relativos a pueblos indígenas, biodiversidad, derechos de los trabajadores, etc, en los países que producen cultivos para biocombustible.
Además, otras ONG, organizaciones de Pueblos Indígenas y movimientos de agricultores exhortaron a las Partes del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, reunidas para su 12ª Conferencia de las Partes en Nairobi entre el 6 y el 17 de noviembre de 2006, a suspender inmediatamente todos los subsidios y otras formas de apoyo desigual a la importación y exportación de biocombustibles.

Dichas organizaciones declararon que “No hay nada verde ni sustentable en el biocombustible importado. En lugar de destruir las tierras y el sustento de comunidades locales y Pueblos Indígenas del Sur mediante otra forma más de colonialismo, exhortamos a los países del Norte a reconocer su responsabilidad en la destrucción del sistema climático del planeta, reducir su consumo de energía hasta alcanzar niveles sustentables, pagar la deuda climática que han ocasionado al no haber hecho lo anterior hasta el momento y aumentar sustancialmente la inversión en energía solar y en energía eólica sustentable”.

Movimiento Mundial por los Bosques
http://www.wrm.org.uy
 

3 comentarios:

  1. Y cual es la alternativa que proponen los VERDES? pues no vi ninguna. O le van a proponer a la gente que no use mas su coche? o legislaran prohibiendo su uso? mmmmmm. No creo, ademas me gustaría en vez de escuchar criticas a todo oir soluciones, alternativas, etc.
    Cuentenmen alguna industri que no contamine en algo....? Esta bueno volver a ser un mundo mas ameno pero la gente ya no quiere vivir en las cabernas. Esto de ANCAP es al menos una alternativa y mejora a la contaminación, si no te gusta contame otra.

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    1. Alternativas hay de sobra. Por nombrarte un par, la eólica, y la SOLAR. La energía solar es maravillosa: no contamina en absoluto, es infinita y - si se hacen las cosas como corresponde- solamente demandaría una gran inversión inicial, más los gastos de mantenimiento - que de por sí daría muchos puestos de trabajo, lo aclaro porque uno de las críticas comúnes que se le hacen a las propuestas sustentables es que sin la industria contaminante se pierden puestos de trabajo, NADA MÁS ALEJADO DE LA REALIDAD.-. Teniendo en cuenta que nosotros COMPRAMOS, y gastamos MUCHISIMA plata para hacernos del combustible para que ANCAP refine y distribuya, a largo plazo el dinero no debería de ser una excusa. Se le ahorrarían al país muchisimas calamidades futuras - ecologícas y en gasto público- y lograríamos la total independecia energetica, y encima totalmente limpia. La tecnología está, y la inversión se puede hacer si existe voluntad y determinación ... pero claro, más fácil es seguir con el paradigma del fracaso actual, aunque sea más que obvio que es insostenible. Si no nos parecieran tan lejanas a nuestra realidad las consecuencias quizás la gente sería más conciente del problema.

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    2. Hola.Leyendo estos comentarios sobre la nota puedo decir que ya me estoy acostumbrando a los que enseguida dan mamporros en ves de ponerse a pensar si es o no verdadero el planteamiento, realmente es un problemon el asunto y seguir solo porque no se ve o no se quiere gastar energia en pensarlo detenidamente me parece valido pero no dejo de pensar en el avestruz que esconde la cabeza cuando hay problemas.... tenemos que ser capaces de poder enfrentar estos problemas de vida sin generarnos strees pero ocupandonos... todos ... solo asi podremos alcanzar soluciones viables, y para eso, sin esperar a otros empesar cada uno a poner su granito. abrazo.

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