Las posiciones neoliberales con respecto al medioambiente están relacionadas directamente con el mercado. Se parte de la premisa que los recursos naturales con los que cuenta un país deben manejarse como valores mercantiles y se les asigna valor (precio, derechos de propiedad, retorno de la inversión, etc.)
Un río pasa a tener valor de mercancía, no porque sea río, sino por el lucro que se pueda obtener de él. Según la postura neoliberal, el río deja de cumplir una función ecológica, ambiental, social, y pasa a formar parte de los mecanismos de mercado.
Cuando el neoliberalismo analiza la importancia de un río, una laguna o una porción de tierra; lo hace pensando en términos de PBI y la ganancia que se pueda obtener del mismo. Nunca tendrá en cuenta los valores religiosos relacionados con el respeto y el derecho a la vida de todos los seres vivos (incluyendo a la raza humana), el equilibrio de las especies en los ecosistemas y el valor paisajístico.
El neoliberalismo no acepta ninguna participación social en la toma de decisiones relacionadas con el medioambiente. Las decisiones sobre qué hacer con los recursos naturales quedan libradas al mercado. Es la oferta y la demanda de empresas interesadas en el recurso natural, que hacen un estudio de costo/beneficio, lo que al final determina la utilización o explotación del recurso.
Si partimos de la idea opuesta, de que los bosques, ríos, lagunas, médanos, humedales, no son patrimonio de una persona o empresa y sí son patrimonio de la Humanidad; entonces tenemos una contradicción de intereses entre lo social y lo privado.
Según las posturas neoliberales, apoderarse mediante la privatización de estos recursos, para luego iniciar su explotación mercantil, estaría ayudando indirectamente al bienestar a corto plazo de personas empleadas en la explotación y a más largo plazo, de trabajadores más especializados (ingenieros químicos, agrónomos, biólogos, ingenieros de sistemas, etc). Eso sería hasta que el recurso natural se agote. La empresa adjudicataria hace una proyección previa sobre la cantidad disponible del recurso a explotar y el lucro o ganancia una vez agotado el mismo.
Por ejemplo, si hay una cantidad x de mineral a explotar. La empresa hace un cálculo de cuantos años serían necesarios para su total extracción, y así poder ofertar por el mismo con exactitud, sabiendo que al final tendrá un lucro infinitamente superior a su inversión inicial.
Si ahondamos más profundo en las posturas neoliberales también existe otro tipo de contradicción o de intereses. Generalmente la privatización de los recursos naturales (con excepción del agua en nuestro país) siempre cae en manos de empresas extranjeras, ello debido a la cifras millonarias del capital necesario y porque el país no cuenta con tecnología de punta. De esta manera se crea una nueva contradicción, el agotamiento del recurso natural y su respectiva ganancia líquida, nunca es para el beneficio de la sociedad, sino todo lo contrario.
La postura neoliberal de dejar los recursos librados a las leyes mercantiles profundiza aún más la injusticia y la desigualdad. Las clases sociales que tienen acceso al saneamiento y pueden pagarlo, tienen una mejor calidad de vida. Los más pobres viven en terrenos contaminados con plomo, como en el barrio La Teja de Montevideo, y sufrir sus consecuencias. Los pobladores cercanos a usinas de quema de residuos podrán sufrir las consecuencias de problemas respiratorios. Esos mismos problemas no los padecen las poblaciones ubicadas en la costa, por ejemplo, de ahí el diferente valor de la propiedad.
EL ENFOQUE “VERDE” DE LA NUEVA IZQUIERDA EN EL URUGUAY
Foto de Chernobyl
A titulo personal, creo que no es posible la construcción de ninguna sociedad ( capitalismo, post-capitalismo o socialismo) sobre las ruinas de un Chernobyl, o sobre el desierto árido de lo que antes fue una verde pradera.
El cambio climático que se viene dando, y que causa los mayores estragos entre las clases más pobres del mundo, debe obligar a la izquierda y a todos como sociedad, a encarar el tema de una manera diferente; con una nueva visión.
El capitalismo ha demostrado que no es capaz de compatibilizar el desarrollo económico con el cuidado de los recursos naturales. Basta con dar una mirada al estado en que se encuentran los ecosistemas, el calentamiento global (productos de las emisiones de CO2), a la extinción de las especies animales y vegetales.
La esencia misma del capitalismo está basada en la explotación de los trabajadores, la ganancia, en la acumulación de capitales y en el agotamiento de los recursos naturales.
Estados Unidos, modelo de un capitalismo moderno e industrializado, es el país que más contamina el planeta y el único país desarrollado que no ha firmado el Tratado de Kioto de reducción de CO2.
El capitalismo crea la contradicción entre la mayor demanda de productos (especialmente agua y alimentos) por el crecimiento poblacional mundial y la destrucción y agotamiento de estos recursos por la contaminación y la sobrexplotación de los mismos.
En la construcción de un nuevo orden social, será una alternativa válida el pasaje a formas superiores de organización social pensando que no estamos solos como especie.
La premisa de que las formas inferiores de vida dependen de nuestra voluntad para sobrevivir no es válida. Nosotros dependemos de ellas. Sin esas formas biológicas inferiores no existiría la vida tal cual la conocemos. El futuro de nuestra raza depende de esa interrelación. No hay otra forma.
¿Qué hacer entonces? Es la pregunta que se harán muchos, qué rumbo tomar.
Los intereses políticos y económicos que se mueven detrás de la explotación de los recursos naturales son muy poderosos. Es imposible salir a apagar incendios aquí y allá con grupos minoritarios de ONGs ecologistas o ambientalistas. Para incidir en la toma de decisiones, y para defender lo que todavía nos queda o nos han dejado, para impulsar nuevas formas de organización social que tengan la justicia social y el desarrollo sustentable como objetivos, es necesario actuar políticamente.
Los intereses políticos y económicos que se mueven detrás de la explotación de los recursos naturales son muy poderosos. Es imposible salir a apagar incendios aquí y allá con grupos minoritarios de ONGs ecologistas o ambientalistas. Para incidir en la toma de decisiones, y para defender lo que todavía nos queda o nos han dejado, para impulsar nuevas formas de organización social que tengan la justicia social y el desarrollo sustentable como objetivos, es necesario actuar políticamente.
Hubo una iniciativa política en el año 1987 con la fundación del Partido Verde Eto-Ecologista del científico Rodolfo Tálice, como candidato a la Presidencia de la República y licenciado Homero Mieres como candidato a diputado y presidente del partido, siendo su primer secretario general Fernando Estévez Griego. Obtuvo 11.000 votos, que no fueron suficientes para conquistar una banca parlamentaria.
Tiempo después sufrió el desgajamiento de Fernando Estévez Griego, que conformó el Movimiento Ecologista Pacifista del Uruguay y posteriormente, de Homero Mieres, quien formó el Partido del Sol. En las elecciones de 1999 tuvo una lista en el seno de la Unión Cívica, al igual que en el 2004. En las elecciones internas de 2009, los Eto-Ecologistas estaban dentro del Partido Nacional (fuente: Wikipedia).
Los problemas ecológicos y ambientales actuales no entran en la agenda de ninguno de los partidos políticos actuales; por lo que se hace imperioso formar un auténtico Partido Verde y comenzar a incidir en nuestro futuro con “nuevas propuestas”.
La izquierda progresista del Frente Amplio en el gobierno, lejos de intentar resolver el problema medioambiental lo está agravando.
La política neoliberal llevada adelante por el gobierno conducido por Astori no dista mucho de las viejas políticas neoliberales de los partidos tradicionales.
En estos días se aprobó la puesta en marcha de una segunda planta de celulosa en Conchillas, departamento de Colonia, y lo peor está por venir: la aprobación del mega emprendimiento Aratirí, de minería a cielo abierto para la explotación de hierro y otros metales.
En el caso de Montevideo, con 20 años de administración progresista, los problemas ambientales no se han solucionado. Se ha avanzado algo en saneamiento durante el gobierno de Arana y nada más.
Intereses gremiales corporativos chocan con una pésima gestión medioambiental.
Intereses gremiales corporativos chocan con una pésima gestión medioambiental.
Entre los principales problemas, no se ha resuelto el destino final de las toneladas de basura urbana que se acumulan diariamente. El sistema de recolección y destino final de los residuos es pésimo. No hay exigencias, ni controles sobre las emisiones de CO2 del parque automotor, no hay controles sobre las emisiones de las industrias ubicadas dentro del departamento. Los asentamientos precarios endémicos continúan en varios puntos de la ciudad. La energía eléctrica y saneamiento no llegan a varios de estos asentamientos porque se piensa en términos de costos.
Los cambios hacia una sociedad igualitaria e inclusiva se hacen con la gente.
Hay que repensar el tema energético priorizando energías limpias y baratas. Hay que repensar la vieja arquitectura, proponiendo formas nuevas de arquitectura ecológica. Tal vez no sean necesarios grandes bloques de apartamentos, similares a palomares, con poca calidad de vida para los trabajadores que los habitan. Será necesaria una planificación urbana de acuerdo a las nuevas necesidades productivas; el trabajador viviendo cerca de su trabajo y no trabajando en un departamento y viviendo en otro (ej. Montevideo - Canelones)
Priorizar el transporte de masas y desestimular el transporte particular.
Priorizar la producción de alimentos y su industrialización. Por ejemplo: las plantaciones de tomates junto las fábricas de conservas. El ahorro en costos de combustible sería muy importante.
Una planificación productiva a nivel nacional, que nunca existió. No es posible que se fomenten las chacritas y los minifundios por un lado a través de Colonización y los mega emprendimientos transnacionales por el otro. Se podrá aumentar el PBI diciéndole a todo que sí, pero eso no implica un desarrollo productivo ordenado. Las consecuencias de la improvisación se hacen notar a largo plazo.
Las ideas son muchas y variadas. Las nuevas propuestas las iré agregando en el link Programa del blog.
Las personas interesadas en el tema, principalmente los más jóvenes, tendrán la enorme responsabilidad de aportar nuevas ideas fuera de los viejos moldes del neoliberalismo que tanto daño le ha hecho al Uruguay y le continúa haciendo.
Para terminar, te diré que “utopía” también era descubrir América, viajar al cosmos y descubrir la cura de varias enfermedades mortales.
Todo depende de vos y de tu participación.
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