jueves, 13 de enero de 2011

NO ES LA MANO DE DIOS

Intensas lluvias se vienen dando en los Estados de Río de Janeiro, Minas Gerais y San Pablo; últimamente con mayor frecuencia y violencia.
Los incrédulos habitantes le rezan al Señor para que pare de llover, pero en realidad este fenómeno tiene una explicación científica.
A lo largo de la faja costera que abarca varios estados (Espíritu Santo, Río de Janeiro, San Pablo, Santa Catarina, Río Grande do Sul, etc) se extiende una amplia faja de vegetación nativa llamada Mata Atlántica.
El área original era 1.290.692,46 km², 15% del territorio brasileño, actualmente queda sólo 7,3% del área original: 95.000 km²: producto de la especulación inmobiliaria y la depredación.
Este bosque nativo, rico en biodiversidad, actuaba como barrera natural a las corrientes de aire húmedo provenientes del Océano Atlántico. Al  chocar con esa exuberante vegetación, el aire se condensaba y llovía allí en ese lugar. El agua era absorbida por la vegetación y continuaba el ciclo natural. Actualmente, al no encontrarse esa barrera natural, el aire húmedo sigue su curso hasta varios km adentro del continente. Es precisamente allí donde ahora está lloviendo.


LA MATA ATLÁNTICA

En el año 1500, cuando Brasil fue descubierto, la Mata Atlántica se extendía desde el litoral de Río Grande del Sur hasta el noreste brasileño, en Estado de Río Grande del Norte.
Ese ecosistema, parecido al Amazonas, era rico en biodiversidad. Su especie principal era el Pau-Brasil, hoy prácticamente en extinción.
La Mata Atlántica es considerada Patrimonio Nacional en Brasil y su día es el 27 de mayo, a pesar que debería de ser todos los días.
También fue declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
La influencia de la
Mata Atlántica en Uruguay se da en los
montes de quebrada del Río Yaguarón.
Según la
Asociación Conservacionista Uruguaya de Ornitología, Cerro Largo verifica una gran recuperación. Es el límite de la distribución de muchas especies de aves, que en su momento no tenían registros en Uruguay. Sin embargo, en los últimos años aparecieron en esa zona la Perdiz de Monte (Crypturellus obsoletus), el Fío Fío Oscuro (Elaenia obscura), el Trepador Escamado (Lepidocolaptes squamatus), el Trepador Oliváceo (Sittasomus. griseicapillus), el Chupadientes (Conopophaga lineata), el Piojito Cara Canela (Todirostrum plumbeiceps), la Coqueta Verde (Lophornis chalybeus), la Urraca Azul (Cyanocorax caeruleus 
).

PRESERVEMOS NUESTROS BOSQUES NATIVOS Y SU BIODIVERSIDAD

NO TENEMOS “MATA ATLÁNTICA”, PERO TENEMOS LA AMENAZA DE LA MINERIA A CIELO ABIERTO.

CUIDEMOS NUESTROS ECOSISTEMAS DE LA DEPREDACIÓN DE LAS MULTINACIONALES.


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